Aclarando, nomás para terminar.
No pues resulta que lo de Poncho fue algo así como: “Volví a nacer”. Ayer me mandó un comunicado en referencia a su accidente, nomás para que deje de estar de especulante, o especulero que es peor. Tal como lo conocemos, de raza pura, y hasta endémico, no deja de ser un tanto egoargentino con triple acento en la “i” para que suene bien, y es que me dice que…”el día del accidente me encontraba enfrascado en ardua labor de ordeña de crótalos con fines de investigación, poco después de una entrevista televisiva para la National Geographic, en donde por cierto me entrevistó una linda pero sacatona chica”… Para ahorrar tiempo, narró que en una de esas maniobras de descarga del “rectil” en su aposento, la depositó de tal suerte que se dio un chingadazo en su bebedero, (me refiero a la ordeñada, no a Poncho como podría suponerse), lo que provocó un giro inesperado de la cabeza del animal (nuevamente me refiero al animal) quedando ésta a escasos 10 centímetros de la mano de Poncho. Imagínense ustedes lo encabronado de la crótalo, después del maderazo no iba a dejar pasar esa oportunidad, “Tómala Nicanor”. Nomas alcanzó a morderlo en un dedo usando un solo colmillo. No me conto si chillo, pero según dicen los que saben, que el dolor si te hace llorar. La pesadilla comenzó poco después de arribar al primer nosocomio, algo que en México me parece muy pero muy raro, podría suceder en Australia o en Corea, pero aquí, dice que nadie de los presentes conocía el procedimiento para tratar a clientes con mordedura de crótalo ¿ustedes pueden creerle? Sorteando las leyes de la probabilidad y las cifras estadísticas para estos casos, Poncho se las arreglo para huir sin dejar rastro a un segundo taller hospitalario, ahí, según narró, lo pudieron tratar bajo la supervisión y recomendaciones de sus cuates expertos en mordeduras que ya se encontraban por ahí. Del reptil no se cuantas vacunas le aplicaron o si fue necesario algún procedimiento de endodoncia, ya nos dirá después. En el primer hospital no lo dejaron ni chillar…”cállese, usted es el paciente, además se nota que no sabe nada de víboras prietas, mire nomas como lo dejaron, y si lo van a morder permita que lo hagan con ambos colmillos”…Así de bizarro el cuadrito de la internista (según esto se trató de una dama). En el segundo hospital me lo trataron mejor, yo creo que por que ya estaba vomitando y con evidente hematoma, ni que decir del dolorcito. Gracias a Dios, a la fortaleza de Poncho, a que nomás fue un colmillo, a que casi no tenia veneno, a que quitó rápido la mano, a que no discutió con la primer doctora, a que lo dejaron salir pronto, a que llegó rápido al segundo hospital, a que los doctores siguieron las recomendaciones de Poncho, y a que no los vomitó, gracias a eso, Poncho sigue vivo. Por todo eso, cuando manipulen serpientes procuren no comer pesado.
A vivir de nuevo Alfonso.
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