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Jorge A. Angulo Calderón

Contando con el privilegio de la vida, sea el próximo ejercicio anual el comienzo del exterminio de mis mayores defectos: el aislamiento, la ambigüedad, el enfrentamiento y la autodefensa.

Otra de Hospitales, para variar...

Mucha salud y bienestar para el siguiente, pero antes de irnos de vacaciones, les platico esta historia que terminó en un escrito a modo de queja:

Pachuca de Soto, Hidalgo, a 18 de diciembre de 2010.

Lic. Guadalupe Francisco Rodríguez

Departamento de Calidad,

Instituto de Oftalmología,

Fundación Conde de Valenciana IAP.

PRESENTE.

 

Estimado Lic. Guadalupe:

 

Reciba un cordial saludo de su servidor Jorge Antonio Angulo Calderón, originario de la Ciudad de México pero radicado en la Capital del Estado de Hidalgo desde hace 15 años. Soy egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México y toda mi vida profesional la he invertido como servidor público, atendiendo de la mejor manera a nuestros hermanos productores del campo, de hecho debo a ellos todos mis logros y satisfacciones profesionales y personales. Mi labor consiste en otorgar asistencia técnica y capacitación en diversas actividades del sector primario, tarea que requiere de mucha paciencia, amor y vocación de servicio, puedo mencionar que una de las consignas de nuestros profesores universitarios fue la de preocuparse por cultivarnos la humildad para con aquellos que servimos, y esa ha sido creo yo, la herramienta fundamental para el logro de todas las metas que se tracen durante nuestra existencia.

 

Dicho esto, me permitiré contarle una breve historia que tal vez no le resulte nueva, pero posiblemente le sea de utilidad, esto último es la razón de mi escrito:

 

El mes pasado un familiar nos habló de sus problemas oculares y de cómo había iniciado su tratamiento en la prestigiada Fundación Conde de Valenciana, Instituto Oftalmológico fundado en 1976. Conozco un poco la historia del nosocomio debido a que una generación de mi familia ha recibido atención con resultados satisfactorios. No tengo la menor duda de que se trata de una institución fundada con los mejores propósitos y que ha dejado constancia de su calidad, incluso en América latina.

 

Mi esposa que meses previos me había mencionado la posibilidad de visitar un oftalmólogo, no dudó en solicitarle a nuestro familiar que nos consiguiera una consulta para ella y otra para nuestro hijo de 6 años, quién se había quejado de tener dificultades para atender el pizarrón de la escuela. De hecho en octubre su profesora nos mencionó que lo había cambiado al frente del grupo para que pudiera leer mejor el pizarrón. No pudimos ver una mejor solución a las circunstancias que se nos presentaban, incluso sin considerar que aquí en Hidalgo, se cuentan con clínicas especializadas  y que el Hospital del Niño DIF, dispone del servicio de oftalmología pediátrica.

 

Afortunadamente se consiguieron las consultas de primera vez para mi esposa e hijo, fueron programadas para el viernes 17 de diciembre. Con anticipación planeamos el traslado a la Ciudad de México, incluso mi esposa solicitó permiso para faltar a sus labores y su servidor, acudió con la profesora de nuestro hijo para informar que no asistiría el viernes 17, debido a que sería atendido en el renombrado nosocomio. Dada la importancia del asunto, dormimos más temprano que de costumbre a nuestros hijos, así que el día señalado, muy de mañana nos trasladábamos al domicilio conocido como Chimalpopoca No. 14 en la Colonia Obrera.

 

Mi esposa tenía la cita a las 10:30 am., mi hijo de 6 años, a las 10:45 am., ambos en el consultorio 17. Llegamos 38 minutos antes de la hora, y debido a que era la primera ocasión que pisábamos el hospital, decidimos preguntar sobre el área de consultas y estar en condiciones de asistir con oportunidad.

 

Quiero mencionar que soy paciente del Instituto Nacional de Cardiología “Ignacio Chávez” desde hace 14 años, y cada cuatro meses desde 1996, tengo que acudir para valorar el injerto renal del que fui beneficiado, con esto quiero dejar constancia que tengo una breve experiencia en los procedimientos hospitalarios para la atención de pacientes, por ello, pedimos ayuda para saber el sitio en donde 10 minutos antes de la hora indicada, tendríamos que entregar el formato (factura) de la consulta programada y desde luego, pagada con anticipación.

 

Por fin llegó la hora. Faltando algunos segundos para que dieran las 10:20 am, me presenté en la ventanilla de la recepcionista, llevaba en mis manos las facturas de consulta externa de mi esposa e hijo, sin embargo, tenía claro que únicamente entregaría la de mi esposa por ser la primera, y aguardaría a las 10:35 para entregar la de mi hijo de 6 años. Note que la recepcionista colocaba unas gotitas en los ojos de los pacientes y luego, estos salían a esperar que les volvieran a llamar. Cuando la “recepcionista-enfermera” terminó su tarea, pudo atenderme.

 

Le entregue la factura e inició con el formulario…” ¿cuándo nació?, ¿en donde?, ¿escolaridad?...” el tono y actitud mostraba claramente enfado o cansancio, cuando contesté la tercer pregunta tome la decisión de “imitar” su tono y actitud, ella inmediatamente notó que mi mensaje era: “como me trates serás tratada”, afortunadamente funcionó, cambió su actitud y pudimos terminar el cuestionario sin problemas, sin embargo, segundos después, me mostró que estaba resentida por haber sido “corregida” y exhibida con las personas que se encontraban haciendo fila. Prácticamente sin que yo se lo pidiera, tomó de mis manos la segunda factura correspondiente a la de mi hijo, la observó y estuvo cerca de “arrojarla” al mostrador…”entréguela 10 minutos antes ¿quién sigue?...”

 

Volví al lugar en donde aguardaba mi esposa y mis hijos, le mencioné que afortunadamente habíamos pagado el servicio, de lo contrario, seguramente seriamos tratados muy mal. Aguardamos como todo buen “paciente” y notamos con curiosidad que algunas personas que entregaron muy después su carnet o su factura de consulta, eran llamadas para ser atendidas. Quien conoce un poco la rutina de los hospitales públicos, institutos o fundaciones, saben que no necesariamente el orden de llegada corresponde al de atención, es una regla que no aparece inscrita en las definiciones de misión y visión de los centros de salud, ni mucho menos en los valores. 

 

Llamaron a mi esposa, transcurrieron 10 minutos y pudo salir con los ojos llorosos muy desorientada, se logró sentar junto a nosotros. Siguieron pasando pacientes que llegaron después y a mi hijo “le dieron ganas de ir al baño” fuimos y regresamos a tiempo, ya lo estaban llamando. Cuando entré al área de consultorios me llevé una pequeña sorpresa, se trataba de un “consultorio común” con varios semi-espacios de consulta, la “Recepcionista-Enfermera-Asistente” me dijo…”páselo al 17con el doctor…” noté al Doctor de espaldas que se encontraba escribiendo algo en su ordenador, nos colocamos a escaso metro y medio de distancia tomando como referencia su espalda, al sentir nuestra presencia, se volteó dirigiéndose a la “Recepcionista-Enfermera-Asistente” y le dijo en un claro tono de enfado…”cuando los pases, siéntalos por que estoy haciendo mi nota”…pude observar que se trataba de un doctor muy joven, quien ni siquiera nos volteó a mirar, bueno, ni un gesto nos hizo.

 

Se volvió a su nota y yo senté a mi hijo en el sillón, pude ver a una persona que se encontraba del otro lado del mostrador, se percató de todo el espectáculo. En los pocos segundos que siguieron para que mereciéramos una mirada del doctor, ya no digo un saludo, observé y escuche la rutina acelerada de atención de pacientes. Era claro que todos luchaban por atender la mayor cantidad de personas en un tiempo record…”pase, siéntese ahí, ¿que le sucede? ¿Puede leer la primera línea?...se mezclaban los comentarios y expresiones de todos, no había privacidad, ni tampoco tiempo para reparar en la necesidad de tenerla.

 

”Carlos ¿verdad?...por fin dijo el joven y flamante Doctor, pero a penas logré escucharlo, lo dijo en un tono bajo. En ese momento y ante tal espectáculo, quiero reconocer que ya me encontraba completamente a la defensiva, respetuosamente a la defensiva…¿ahora sí te diriges a nosotros?...le contesté igualmente en tono bajo…Si, se llama Carlos… le dije. Me preguntó, sin levantarse de su silla, el motivo de nuestra visita, hizo tres o cuatro preguntas relacionadas con los antecedentes del niño, pero todas ellas fueron prácticamente contestadas por él, debido a que lo hizo vertiginosamente, no había tiempo que perder, menos en un niño de 6 años.

 

Se levanto de su silla, tomó una especie de caretilla, se recargo al costado derecho del asiento en donde se encontraba mi hijo (posiblemente estaba cansado) y creo que colocó el antifaz en el rostro de mi hijo. Nunca dijo qué haría ni mucho menos para qué, solo me preguntó…¿conoce las letras?...le contesté que sí, entonces inició la carrera…¿puedes decirme que letras ves?...Carlitos atinaba a contestar una letra de 4 o 5 que se proyectaban y el Doctor pasaba a la siguiente línea. Cuando terminó, cambió al modo de rejilla perforada e hizo el mismo procedimiento pero más aprisa, en el entendido de que el niño “ya se había familiarizado” con el procedimiento.

 

Anteriormente dije que, “medio colocó” el antifaz en la cara de mi hijo. Carlitos tenía que mover su cara para acomodarse el antifaz (le medio tapaba el ojo con el que hacía la prueba), el Doctor no tenía por que revisar si estaba bien colocado, no podía entregarnos ese favor.

 

3 minutos después, terminó la rigurosa, exhaustiva, importante, valiosa, pero vertiginosa prueba. El joven Doctor se volteó nuevamente a realizar algunas notas en su ordenador. Aproveche para acercarme a mi hijo y preguntarle si no conocía la letra H, pero no alcanzó a contestarme debido a que el Doctor acusó…”no le diga las letras, así no me sirve…” PERDÓN???, me dije al interior, se supone que debo ser imparcial en todo, sería una total imprudencia de mi parte “soplarle” las letras a mi hijo en una prueba de esas, pero el Doctor que ya destilaba una buena dosis de arrogancia y prepotencia, consideró que yo estaba “aconsejando” a mi hijo sobre una prueba que ya se había efectuado. La persona que se encontraba al otro lado del mostrador (toda vía esperando), me miró, se sonrió y movió la cabeza al tiempo que dirigía su mirada al cielo…Me pregunte por qué en las ópticas que encontramos en cualquier esquina, realizan el mismo proceso pero mucho mas lento y con humanidad.

 

Estimado Lic. Guadalupe, en ese instante su servidor ya se encontraba decepcionado y furioso, estuve a un segundo de regalarle al soberbio Doctor un recordatorio sobre la amabilidad y el respeto al paciente, pero me contuve respirando muy profundamente. Terminó su nota y me ordenó…Páselo con la señorita (se refería a la “Recepcionista-Enfermera-Asistente”) para que le apliquen sus gotas y regresa en 10 minutos…nuevamente, Perdón???...No se me indicó nada más, no se me informó para que las gotas, que clase de gotas, la función de las gotas, ni mucho menos el por qué de las gotas.

 

Cuando volteamos, la “Recepcionista-Enfermera-Asistente” ya tenía el gotero en sus manos apuntando a los ojos de Carlitos, que instintivamente (obvio en un niño de 6 años) se hizo para atrás…¿Qué me van a poner?...preguntó atinadamente, pero no recibió una respuesta lógica para su edad, la enfermera no se podía dar el lujo de atender una pregunta de ese tipo a un niño de 6 años, por lo tanto me ordenó…platique con él y luego lo trae para que le ponga sus gotas…me señaló la puerta y con el mismo gotero que nunca soltó, aplicó gotas a una paciente femenina de aproximadamente 35 años.

 

Tomé a mi hijo de la mano, abrí la puerta y solicité permiso para salir a los aglutinados pacientes que hacían cola en la ventanilla. Curiosamente convergen en el mismo punto. Como usted sabe Lic. Guadalupe, tiene un diseño arquitectónico muy curioso que nunca había visto antes, la ventanilla de recepción y la puerta de acceso al consultorio mayoritario, se ubican en un ángulo de 90 grados.

 

Mi Carlitos preguntó si le iban a doler las gotas, le contesté…no te preocupes hijo, no te van a poner esas gotas…Ahí puedo decir que concluyó nuestra aventura en la Fundación Conde de Valenciana, al cerrar esa puerta.

 

Caminamos hasta donde se encontraba mi esposa esperando, le dije que mis sospechas se habían hecho realidad y que estaba decepcionado del trato y atención, también le comenté sobre el miedo que Carlos experimentó sin que se nos dijera una sola palabra sobre las cualidades y efectos de las famosas gotas. Los pacientes que se encontraban ahí sentados escucharon lo que dije y uno de ellos asintió comentando…si, así lo tratan a uno pero ni modo tenemos necesidad…

 

Le pregunté a mi esposa si continuaría con la segunda parte de la aventura, me contestó…si, ya estoy aquí, yo como sea me aguanto pero a mi hijo no le puedes hacer lo mismo, mejor lo llevamos a otro lado… contesto evidentemente sentida pero sobre todo, herida por la forma en que su hijo había sido atendido.

 

Me voy a salir con los niños, me llamas por cualquier cosa le comenté, les dije a mis hijos…vámonos un rato afuera…en el trayecto reflexioné sobre el asunto y me dirigí a la recepción para solicitar un formato que sirviera para expresar mi caso, me atendió una monja entregándome un tríptico muy ajustado y pequeño como para narrar los hechos, pero de cualquier forma lo llené en el entendido de que mas tarde le haría llegar esta historia a detalle (el folio de mi queja es el 0690, con fecha del 17 de diciembre de 2010, lo recibió la Srita. Vanessa García). La recepcionista Vanessa me dijo que guardara el talón de la queja para darle seguimiento, le dije que gracias pero que no tenía la menor intención de regresar, y me despedí de ella.

 

Mas tarde fuera del hospital sonó mi celular, era mi esposa…Me dice el doctor que si pasas a Carlos para que te explique, ya se encuentra en otro plan, ya está muy atento, me comenta que lo que pasa es que las gotas son para…La interrumpí…dile que muchas gracias que ya tuvimos suficiente, esa actitud la hubiera tenido cuando estuvimos con él, mejor que te atiendan, aquí te esperamos, oye, ¿a poco te está atendiendo el mismo Doctor? le pregunté…si, me dijo… el mismo pseudo-Junior…bueno, me avisas cuando salgas para estar pendiente le contesté y colgamos.

 

Mas tarde cuando hicimos el recuento de lo que esperábamos y lo que recibimos, le pregunté el cómo se habían enterado que ella era la mamá de Carlos…ha, porque la recepcionista le preguntó al Doctor sobre su “Pacientito” y este le dijo que no sabía, y ante la ausencia del “pacientito” lo vocearon, entonces les dije que yo era su mamá. La recepcionista me preguntó por que no lo habíamos llevado para ponerle las gotas y le dije que no, que muchas gracias, que a mi esposo no le había gustado el trato que le dieron al niño y que pues lo llevaríamos a otro lado…Me contesto.

 

También me diría que ante esa realidad, el Doctor cambió radicalmente su trato con ella, incluso se tomó el tiempo para explicarle brevemente el procedimiento que le hicieron a Carlitos, le explicó que la primer evaluación no era tan importante como la segunda (después de las gotas) y que etc., etc.…, que por favor me llamara para explicarme. Fue cuando hizo la llamada, lamentablemente.

 

Durante el recuento arriba mencionado, mi esposa me platicó que previamente había sido objeto del mismo trato por parte del Doctor, como ejemplo me platicó que le daba órdenes a la “Recepcionista-Enfermera-Asistente” para que aplicara las gotas a sus pacientes, cuando el resto de los doctores personalmente lo hacían. Mi esposa tuvo que esperar a que la “Recepcionista-Enfermera-Asistente” regresara de alguna diligencia para que le aplicaran sus gotas, de hecho espero y espero como 10 minutos hasta que se atrevió a decirle a una Doctora que aplicaba gotas, si podía ponérselas, la Doctora entonces se dirigió al Importante Doctor…Oye, tienes que ponerle sus gotas a tus pacientes…la respuesta inmediata fue…”ahorita vienen a ponérselas…se refería a la recepcionista. La Doctora se compadeció de mi esposa y le dijo en tono alto para que el flamante Doctor escuchara…mire señora, no es mi trabajo pero de todos modos yo se las voy a poner… y así fue como 10 minutos después de que entró por primera vez a su consulta, saldría mi esposa para aguardar a que viviera el radical cambio en la conducta del Doctor.

 

Finalmente estimado Lic. Guadalupe Francisco, me pregunto si los Doctores residentes que atienden a tantos pacientes en tan prestigiado nosocomio, han recibido alguna vez una copia de los valores del Instituto:

MISIÓN: Brindar servicios médico–oftalmológicos de manera personalizada, procurando que nuestros pacientes reciban los beneficios de la tecnología y el conocimiento médico moderno sin importar su condición socioeconómica o su grado de marginación social; y contribuir así, a su bienestar y al desarrollo de México.

VISIÓN: Ser la Institución líder en asistencia, docencia, investigación y rehabilitación de enfermedades oftalmológicas en México y en Latinoamérica.

Con la finalidad de alcanzar nuestros objetivos de trabajo, la fundación demanda a sus colaboradores que la integran los siguientes

VALORES: Integridad, Honradez y Respeto: Comportarnos según la letra y el espíritu de la ley, las reglamentaciones, los acuerdos y las políticas que nos rigen. Ser honestos y con aquellos a quienes prestamos nuestros servicios, y les ofrecemos un trato digno y en igualdad de oportunidades.

Confianza: Trabajar con optimismo, iniciativa y dedicación, mostrando confianza en nuestra capacidad de alcanzar el éxito.

Calidad: Planear colaborando unos con otros para garantizar objetivos consistentes y realizables, conducirnos diciendo lo que haremos, haciendo lo que decimos y documentando los resultados y estableciendo responsabilidades claras y esforzándonos por conseguir los mejores resultados.

También me pregunto si valdría la pena compartir esta aventura con la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, sobre todo por la atención que se le brindó a un infante, ahora tan reprobada. Me pregunto si tendría eco esta historia, después de investigar en internet que nuestro caso forma parte de muchos otros denunciados. La mayoría de los incidentes no se comentan o se exponen por miedo a no ser “atendidos” en lo posterior ¿una verdadera pena no cree? tratándose de un prestigiado Instituto, no gratuito sino privado, y que además tristemente es desprestigiado por unos cuantos, como es el caso del residente Javier Abacuc Heras Bautista, protagonista de esta desafortunada historia.

Mi mayor respeto y consideración para los que son mayoría, Doctores ejemplares que llevan a cuestas el legado de Don Luis Ludert.

Me despido de usted, agradeciendo la atención prestada.

Atte.

Jorge A. Angulo Calderón

Algunas Ventajas de ser Mujer

Algunas Ventajas de ser Mujer

Hace 43 años, justamente un viernes 20 de octubre pero de 1967, mi madre me trajo a este mundo. Y creo que es buen momento para no caerse de un solo lado, les dejo algunas a favor de las mujeres:

1- Si no quieres trabajar, te mantiene tu marido.
2- La esperanza de vida es más larga.
3- Le puedes dar besos a tus amigas sin tener que preguntarte que pensaran.
4- No te tienes que afeitar todos los días.
5- No sudas tanto.
6- Te dejan pasar primero y te abren la puerta.
7- Los hijos que tengas siempre van a ser tuyos.
8- Si tienes ganas de mear, te puedes aguantar.
9- No tienes que preocuparte por la calva.
10- Con los tacones puedes ser tan alta como quieras.
11- No pierdes amigas porque sean lesbianas.
12- Si no tienes coche sigues siendo persona.
13- Te puedes dejar el pelo largo ó corto.
14- No te tienes que emborrachar para divertirte.
15- Te puedes poner ropa de hombre.
16- Los chocolates superan al hombre.
17- En el colegio la culpa siempre es de los chicos.
18- No tienes que preguntarte si tu pareja tuvo ó no orgasmo.
19- No tienes que competir por sexo con tus amigas.
20- Sabemos bailar.
21- Si estás en el Titanic te salvas.
22- No tienes tendinitis por jugar al fútbol.
23- Te enteras de todo antes que él.
24- Puedes hacer una maleta grande; total te la lleva él.
25- Si te casas y te separas, 50% para ti!!!
26- La mayoría de las mujeres son heterosexuales.
27- El autobús siempre para por tí.
28- Con la excusa de la “indisposición femenina” todo es permisible.
29- Si eres desempleada es menos traumático.
30- No pierdes el tiempo tratando de ganar campeonatos de fútbol que no existen.
31- Si vas a bailar, puedes bailar con tus amigas.
32- Si te pegan, él es un cabrón. Si le pegas, es en defensa propia.
33- No te tienes que hacer tratamientos por impotencia.
34- No te mueres de envidia si una amiga progresa en la vida.
35- Entre un ladrón, hombre y mujer, el sospechoso es el hombre.
36- No dices tonterías cuando estás con alguien que te gusta.
37- Tienes más variedad de ropa que el hombre.
38- Puedes mirar a un hombre sin pensar en sexo.
39- No le tienes que andar llamando, para ver cuando puede salir contigo.
40- Si no puedes tener hijos, el que “no puede” es él.
41- Mujer guapa e inteligente, muy admirada; hombre guapo e inteligente, no existe.
42- No tienes que pagar por estar con alguien.
43- Si estas blanca te puedes maquillar.
44- No te importa si tu marido gana mas que tú.
45- No tienes que fanfarronear frente a tus amigas con los chicos con los que sales.
46- Puedes destituir a un presidente por “acoso sexual”.
47- De cada 1.000 personas ejecutadas en la silla eléctrica, 1 es mujer.
48- No tienes que ir todo el día colocándote el “paquete”.
49- No hay que andar apuntando cuando se mea.
50- No tienes que ir a las guerras.
51- El monarca más importante del mundo es mujer (la reina de Inglaterra).
52- Sabemos mentir mejor que los hombres.
53- No hay que sacar los músculos para las fotos.
54- Si tienes frío, le quitas el abrigo al hombre, y que se joda!.
55- No te tienes que preocupar por el “tamaño”.
56- No te tienes que matar a golpes por un chico.
57- Aunque tengas 10 hermanos, siempre eres la mimada de la familia.
58- Si te quedas embarazada, la culpa es de él.
59- De cada 5 cárceles, 4 son para hombres!!!
60- No nos crecen pelos en la nariz con la vejez

¡Que te importa!

¡Que te importa!

24 de julio, Odila se levanto temprano como todos los sábados. Los niños y yo, continuamos un rato más dormidos. El primero en dar indicios de vida fue Carlitos, dos o tres minutos después le siguió Jorge, el recién operado. Con más flojera que ganas me metí a bañar con Jorge para quitarle la curación y lavarle su herida de 9 suturas. Mientras ilusamente esperábamos a que la lluvia de toda la noche y días previos, cesara un poco, bajamos para preparar el almuerzo. Frente a la estufa y casi a la mitad del camino, con una mano en el sartén y la otra untando crema en un sope de carnitas, sonó el celular que traía en la bolsa de la bermuda, no lo pude contestar a tiempo. Se registró la llamada perdida sin reconocer el número con clave del área metropolitana, ¿Quién será? Los teléfonos de esa zona los tengo bien identificados. Dejé el teléfono en la barra de la cocina y continué con mi labor de despachar a mis clientes, sobre todo a Jorge para que se tomara su antibiótico.

 Escuche el vibrador del celular y no esperé a que sonara, conteste -¿bueno? ¿Chela?- Asocie la voz con la de mi tía Graciela, pero inmediatamente me corrigieron - ¿quieres unas chelas? Ahorita las llevamos- dijo la voz, ¡¿Quién habla?! – Pregunte, - habla Magda ¿Cómo estas? – Me contestó – ¡ha que pasó Magda! ¿Como estas?- Me costaba un poco entender por la mala recepción- Bien Jorge, oye ¿podemos pasar a tu casa? vengo con un amigo- me dijo. -Claro que sí Magda con mucho gusto aquí te esperamos ¿Dónde andas?- le pregunté, -estamos en Pachuca, llegamos como en 20 minutos…

Sonó el timbre y por la intensa lluvia, Odila salió con un paraguas. Desde la cocina pude ver que Magda entraba toreando las goteras de la marquesina al tiempo que presentaba al referido amigo, quien vestía gabardina en lana negra, boina del mismo tono con una estrella plateada, de las que hiciera famosa el argentino Ernesto Guevara de la Serna, para rematar; unos oscuros Eagle eyes. Magda entro directo a la sala donde se encontraba Jorgito y le entrego un enorme oso de peluche vendado de la pata izquierda, el cual mas tarde Carlitos lo adoptaría bajo el nombre de Yogui.

Terminando de saludar a los niños, Maga dio vuelta y me presentó a su acompañante, quien sostenía con dificultad una expresión de seriedad, según él; para no ser identificado. –te reconocí desde que cruzaste la puerta, ¿Cómo has estado Mario? -Le di un fuerte abrazo, ni más ni menos que Mario Delgadillo Cid, no nos veíamos desde 1995. Sin más preámbulo les pedí que nos acompañaran a la mesa para culminar el par de sopes de carnitas que tenía pendientes, Magda y Mario, venían del tradicional restaurant pachuqueño “El Parador de San Javier”, no quisieron nada, Magda tomo un poco de jugo de piña con apio. Para no variar las costumbres, Mario pidió su litro de leche que acompañó con pay de queso.

Fueron muchas remembranzas, pero fundamentalmente atendimos asuntos relacionados con el comportamiento de los hijos y de cómo asumir un papel decoroso de padre o madre. Nos sorprendió la experiencia de Mario con el manejo de adolescentes, sobre todo por el hecho de que se mantiene soltero y sin compromiso. La experiencia la ha acuñado de sus alumnos y de sus sobrinos, por ello sirvió de mucho la charla, ilustrando la mejor manera de conducirse sin causar rencor o enfados, mejor aún, incrementando la confianza mediante la comunicación constante sin ser abrumadores o fastidiosos.

Pasó el tiempo gratamente, cuando lo atendimos ya era “La hora de la Lechita”. ¿Qué vamos a comer? debido a la constante lluvia y a la inmovilidad de Jorgito, Magda sugirió resolver el asunto de una forma práctica, vamos al súper de aquí cerca y compramos algo, O. K. dijimos. No tenía idea de que encontraríamos o que podríamos hacer. Al llegar, Mario tomo el carrito y dijo háganse a un lado, primero abordó el departamento de frutas y verduras, seleccionando morrones rojos y verdes, brócoli, ejotes, acelgas, perejil, cilantro, jitomates, lechuga y cebollas. Debo destacar que en los casos necesarios pesó los ingredientes -Vamos por la carne, dijo, seleccionó la carne. ¿Dónde están los quesos?-Pregunto - por acá, le guié. Pidió queso para fundir y jamón de pierna. Magda y yo, nomas nos volteamos a ver sin decir nada. Ya antes en casa, Mario nos contó la historia de un prometedor proyecto de cocina de autor con su prima, y de los nombres irreverentes de los platillos, uno de ellos, “El que te importa”.  Este platillo sería el que Mario cocinaría mas tarde.

En la cocina, Mario pidió muchos ajos, cebollas, aceite de oliva a discreción, sal de grano y pimienta fresca,  me tocó ser el pinche chalán. Para no quedarme sin hacer mucho, me hice cargo de una pasta con tocino y champiñones. Magda y Odila se dispusieron a observar y tomar fotos, de pronto surgía alguna demanda de perejil o cilantro que Odila ayudaba a desinfectar. Fue una experiencia que pocas veces se comparte en esos terrenos, con una buena compañía, cacerolas humeantes, tablas, cuchillos y especias. No exagero, Magda y Odila no me dejarán mentir sobre lo coordinado del trabajo que sosteníamos tras los sartenes. Con el aderezo del recuerdo de aquel cumpleaños celebrado en la Goleta, una de tantas salidas de campo que coincidió con un 20 de octubre, los festejados: Reyna, Mario Delgadillo y yo. El menú, carne asada…

Una verdadera sorpresa que Magda planeó en el mejor momento. Gracias Magda por preocuparte de Jorgito, por la atención de visitarnos, por traer a un gran amigo, quien por cierto no solo nos agasajó con su platillo, sino que además pagó la cuenta de las viandas. Mario: que sea la primera de muchas visitas, te mandamos un fuerte y caluroso saludo.

Hospital del Niño DIF Hidalgo

El miércoles 21 de julio del actual, nos presentamos a las 7 a. m. en la oficina de Trabajo Social del Hospital del Niño DIF, en Pachuca. Ahí nos confirmaron y autorizaron el pase a la cirugía programada de Jorgito a las 7:30 a. m., una resección de osteocondroma en fémur.

En su momento nuestro compañero Alfonso Delgadillo, hizo el comentario de que se esperaba una atención acorde a lo anunciado por las autoridades de Hidalgo, en el sentido de ofrecer un nosocomio con instalaciones, equipo y personal altamente calificado, de hecho se dijo que sería único a nivel nacional particularmente por el equipo de vanguardia puesto al servicio de le niñez. Omito mencionar específicamente de la niñez del Estado de Hidalgo, debido a que personalmente conocí casos de atención a pacientitos de los vecinos Estados de Tlaxcala, Puebla, Estado de México y desde luego que del D. F.

Puntualmente llegamos a la zona de transfer para quirófano, en donde una enfermera nos esperaba para recibir a Jorgito. La atención que recibimos mi esposa, Jorgito y yo, es la que se acostumbra en hospitales privados, sin demora, con gentileza y profesionalismo, pero fundamentalmente humanitaria, atendiendo al paciente de tal suerte que le transfieren confianza y ahuyentan el miedo.

Un par de enfermeras lo prepararon, mas tardamos en colocarle su bata, que ellas en canalizarlo de su mano derecha, -despídete de tus papás, los vas a ver en un ratito-dijo una enfermera, -¿Cuánto tiempo se tardan?- preguntó Jorge, -como una hora y media, pero tu no te preocupes, te vas a dormir y para cuando despiertes, ya terminamos ¿sale?- le respondieron. Lo pasaron a quirófano y nos pidieron que aguardáramos en la sala de espera.

Como paciente he sorteado un buen de hospitales y se de la angustia, dependiendo de la gravedad del caso, que viven los familiares, es con mucho,  mayor para ellos, sin embargo, ahora les puedo platicar lo que se siente estar de este lado, es decir, como guardián de un hijo en una sala de espera.

Nos llamaron para solicitar en farmacia un antibiótico, enseguida se les proporcionó. Esperamos el tiempo estimado de la cirugía y nos trasladamos a quirófanos, (sin aguardar a que nos llamaran) hasta la sala de transfer para estar pendientes de la salida de Jorge, ahí nos reconoció la enfermera que nos recibió y nos informó que todo había salido bien y que el niño se encontraba dormidito con los efectos de la anestesia, así que debíamos esperar a que nos orientaran sobre su ingreso a piso, debido a que el doctor recomendó mantenerlo en observación durante el resto del día y noche. El especialista que lo intervino, el doctor Garza, salió en seguida y nos confirmaría lo antes dicho, con la novedad de que una muestra del tejido óseo de Jorge, se envió al laboratorio de patología para su estudio.

Más o menos como a las 3:30 p.m. nos confirmaron el ingreso a encamados, desde la sala de post operación, pudimos ver a Jorge recuperado de la anestesia, no hizo la seña del pulgar hacia arriba, con su enfermera a un lado ayudándole a beber un poco de jugo de manzana. 10 minutos más tarde llegó el camillero; sacaron a Jorge y lo acompañamos hasta su cama, estábamos más que contentos y relajados por ver a nuestro hijo despierto sin molestia aparente.

Le asignaron la cama 1 del pabellón 5 (encamados), ahí conocimos a Dulce de 3 años, Moisés de 11 años y otra niña de 8 años de quien no recuerdo su nombre. A Dulce que fue llevada por sus padres desde la huasteca Hidalguense (Yahualica, unas 8 horas de camino), le corregirían su pie, totalmente en posición opuesta a la posición normal, un problema congénito, no puede caminar. Moisés, del Estado de México, sufrió una caída montando a caballo, me cuenta su madre que prácticamente le salvaron la vida. Y la niña de cuyo nombre no recuerdo, su mamá me platicó que son ciudadanos estadounidenses (de Chicago) se encuentran de vacaciones en hidalgo, solo que su hija sufrió de una enfermedad gastrointestinal que la obligó a hospitalizarse.

La política del hospital permite que uno de los padres pueda quedarse con el paciente, Jorge pidió que yo lo acompañara, sin embargo, ya les comenté que el servicio es de primera, con la ventaja de que todo el segundo piso del hospital es para hospitalización, con un ejército de enfermeras y doctores durante 24 horas, de tal suerte que si los padres por alguna razón no pueden acompañarlos, son sustituidos por estos últimos.

No tengo la menor duda de que cuentan con los mejores equipos y personal, la certificación del hospital tiene en cuenta entre otros aspectos, la limpieza e higiene constante, no me extrañó que constantemente se cubran turnos de éste servicio, eran las 2 a.m. del jueves y ya te pedían salir un momento para hacer el aseo, no se diga la vigilancia y monitoreo de pacientes, mejor aún por tratarse de niños, la atención es muy estrecha.

Amaneció el jueves 22, nublado y lluvioso. Eran las 6:30 a.m., arribó el personal de blancos para dejar toallas y batitas limpias para los niños, casi al instante, se presentó por enésima vez una de las enfermeras del turno de la noche para tomar su último registro de signos vitales, entrega de medicamento y revisión de niveles de sueros intravenosos, - ustedes dos amiguitos se preparan para bañarse- dijo la enfermera  refiriéndose a Jorge y  Moisés. Como a las 7:00 a.m. llegó la jefa de enfermeras del turno matutino preguntando a los tutores sobre el trato recibido por el personal de la noche, la respuesta fue unánime, todo bien. Y casi como programado, llegó atrás de ella el contingente de doctores, lo que se conoce como la visita de doctores, paciente por paciente. Por estar en la cama 1, fuimos los primeros en ser atendidos, el Dr. Garza indicó que Jorge se iría de alta con las respectivas indicaciones.

Para el tramite de salida o de alta, fui con la Trabajadora Social, quien amablemente me recomendó que sino tenía Seguro Popular, acudiera a la Presidencia Municipal de Pachuca para solicitar la aplicación de convenio en el costo de pago por hospitalización. Resulta que el Hospital tiene un convenio con el Municipio para apoyar a pacientes que carecen de algún tipo de seguro medico, y los apoya con el 50% del costo total. Si el paciente cuenta con el famoso Seguro Popular, no se paga nada.   

Acudí a las oficinas de la Presidencia Municipal y me canalizaron a la Coordinación de Asistencia Social del Sistema DIF de Pachuca, a los 10 minutos me entregaron el oficio de aplicación de convenio dirigido a la Dirección del Hospital del Niño DIF, en donde lo entregué. Con el acuse de recibido, me aplicaron un fabuloso 50% de descuento en el servicio de anestesiología, material de curación, medicamentos, soluciones diversas, cirugía de resección, honorarios médicos, hospitalización y alimentos. La trabajadora Social insistió en que tramitara mi Seguro Popular y me entregó el carnet de Jorge con las indicaciones y medicamentos, así como de la futura cita para revisión. De vuelta con Jorgito y su mamá, ya nos esperaba el camillero que nos conduciría a la salida del Hospital.

Quiero extender un agradecimiento al personal del Hospital del Niño DIF de Hidalgo, que con su esfuerzo, profesionalismo y entrega, hacen posible la recuperación de la salud de nuestros hijos. A los encargados de la seguridad y vigilancia del hospital, quienes realizan su trabajo con respeto a sus semejantes, me tocó tratar con ellos y pude constatar su amabilidad y cortesía por encima de su compromiso laboral. A las Trabajadoras Sociales, aplicadas a su tarea de orientar eficientemente a los padres en todos los procesos y trámites necesarios, ahora por demás simples y efectivos, sin burocratismo.

Mi agradecimiento al maravilloso ejército de enfermeras y enfermeros, salvaguardas de nuestros hijos, antes y durante su convalecencia. Muchas gracias a los médicos y especialistas, hombres y mujeres que ratifican la reputación del nosocomio infantil a nivel nacional. A los trabajadores de intendencia, corroboré su compromiso de mantener impecable el Hospital, un agradecimiento a los que no se ven pero que sin ellos no se desarrolla toda la logística, Jefes de área y Coordinadores. Gracias al Personal Operativo de todas las especialidades.

Extiendo un reconocimiento especial al Dr. Alexis F. Garza, de Traumatología y Ortopedia, a la Trabajadora Social, Griselda González, a la Residente Denis M. Trejo, desde luego al Director del Hospital, Dr. José A. Copca García. Del Ayuntamiento Municipal, Directora de Asistencia Social del Sistema DIF de Pachuca, C. P. Ma. Luisa Trejo Marroquín. Gracias a quienes tuvieron la idea del nuevo Hospital, a quienes lo hicieron posible, a los contribuyentes, en donde me incluyo, a los funcionarios a cargo de la Salud Estatal. No omito a las Fundaciones y  Asociaciones que donanaron equipo, material y recursos económicos, mi más sincero reconocimiento. Por último, mi gratitud al responsable de autorizar y hacerse responsable de la edificación y puesta en marcha del Hospital, un verdadero sueño hecho realidad, en hora buena, Lic. Miguel A. Osorio Chong.  

El Kiosco II

El Kiosco II

Un instante mas capturado desde aquel puerto del pacífico. En la búsqueda de personajes olvidados, Javier Piña detrás de la cámara (El kiosco), en esta otra, Mario Delgadillo Cid.

El kiosco

El kiosco

Desde la intimidad del baúl de los recuerdos, una florida postal de aquel puerto de Colima. Invocando e invitando a manifestarse, 6 ♂ y 4 ♀.

Por siempre Puma

Por siempre Puma

Cada persona desde su trinchera, mezclando la pasión por la biología u lo que sea, con la necesidad de trabajar para generarse el sustento; bien o mal invierte su energía en aras de construir un mejor futuro. Esa labor tiene una recompensa, cada quien sabe de ella. Pero también tiene un precio, y el costo puede ser tan grande como la soledad nos cobije, lo merezcamos o no.

Nadie escapa al torbellino de la vida, de pronto nos encontramos muy lejos del origen, incluso, de nuestras familias. ¿Que decimos de los compañeros y amigos hechos a lo largo de nuestra vida? razón clara de este espacio (blog), de aquellos con quienes compartimos la escuela. En algún momento los perdemos de vista e incluso de la existencia misma, porque ya se han ido. ¿Qué puede ser peor, perderlos para siempre, o no darse la oportunidad de verse después de algunos años? En este último caso a sabiendas de que “andan por ahí, en algún lugar, vivos”

También debemos reconocer que algunos se han mantenido en comunicación por alguna vía de contacto, en términos de la delincuencia organizada, se diría que en células. Células de aquel tejido llamado generación 86-89 y anexas, Probiol, o más simple: Nosotros, es decir, quien quiso estar, quienes estuvimos rondando la entonces ENEP Iztacala.

Una de esas células apareció recientemente, Mario Delgadillo Cid, quien por alguna causa no se ha mostrado abiertamente, seguimos al tanto. Otro avistamiento se produjo casi paralelamente, ni más ni menos que Ernesto Uribe, que por razones de labores en la investigación se mantuvo distante.  ¿Quién olvida a Ernesto? Acérrimo infante de marina del Colapso, perdón, Calipso. Aquel buque bajo el mando del recontra maestre Manolo en el mar interior de la Goleta, siempre dispuesto a todo menos a brincar la cuerda. A Ernesto se le recuerda siempre con una sonrisa, pero algo bien exclusivo era mantener actualizado el acervo cultural humorístico, nada ni nadie se le escapaba, siempre tenía un comentario acorde a las circunstancias, que desprendían el lado alegre de la vida. Bien solidario y entregado al trabajo, sus inseparables e incondicionales: El Tiger Toño, Mario Crisóstomo, Alma Rosa, Jorge Cubicuate, Angélica y Carlitos el buen Pinocho, de quienes manifestó recientemente lo siguiente: “…Alma y Mario tienen una consultoría ambiental donde he estado en algunos proyectos con ellos. Con Carlos (Pinocho) y Angélica (Chipiturca) nos vemos relativamente, Felipe anda dando lata por ahí, del Tiger sigue en Cancún, de Jorge el Niño cubo desde que los juegos son digitales se perdió en el ciberespacio y algunos mas del turno vespertino de ese entonces…”

Derivado de esta corta pero sustanciosa charla, le mandé “La Lista” para que la pusiera al corriente con los compañeros citados arriba, espero que pronto tengamos una nueva oportunidad de reunirnos. Aprovecho para invitarlos a desempolvar las anécdotas y fotografías de aquellas épocas, no las dejen ocultas, las fotos impresas en papel se pueden escanear y subir con algún formato digital.