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A Poncho Delgadillo, con afecto.

Bien dicen por ahí que ¡todo se paga en esta vida!  Sí señoras y señores, tarde o temprano la Señora mayor, o sea la vida, nos hace llegar sus cuentitas… ¿y usted que se comió? ¿Y usted que dijo que hizo?, bueno, les va ha salir en tanto pero ¿Qué creen? ahorita no traigo cambio mejor luego les cobro…

No recuerdo bien exactamente cuando fue pero estábamos laborando en el vivario de Iztaharvard cumpliendo con la pena del servicio social. Todas las actividades del día se tenían que anotar en una libreta de gran formato, ahí se narraban con detalle los trabajos realizados y los traseros aseados de cada “rectil” u anfibio, ahí, en esa libreta quedo asentada la siguiente historia:

Llegábamos a eso de las 11:00 de la mañana preferentemente bien almorzados (si como no). A Javier Piña e Irma Murillo les tocaban las ranas y esos anfibios pegajosos, a Poncho y Darío les asignaron las culebras ponzoñosas y uno que otro pitón, a su servidor, las “torturas” y cocodrilos. Todo transcurría con cierta normalidad hasta que se comenzó a sentir un ligero ambiente enturbiado, algo así como susurros de:

No ma… perate esta cab…ya se agarró! No la sueltes, déjame le quito el bebedero…. ¡No guey mejor vamos a decirle a Enrique1 que se están dando en la madre estas dos cabronas!.. Las voces correspondían al dueto formado por Darío y Poncho, y digamos que se trataba de un diálogo normal entre ellos, una conversación de trabajo mas o menos típica pero con un aire de preocupación… ¡no chingues pinche Poncho, nos va ha decir que si  no podemos, que nos presta la playera de los pumas, a ver, dame chance, como que de que no… Perate Darío, no será que se están dando cariño?...Que cariño ni que la chin… ya la agarre… ya te ching…te… Hasta ese momento, nadie pasaba por el angosto pasillo, únicamente “El Sarape” (un pequeño búho mascota del vivario) daba cuenta de las atroces actividades de Poncho y Darío…Apúrate pues, se esta haciendo tarde, si la vas a jalar yo te detengo a esta… y de pronto…Hay guey no mam… se le están saliendo las tripas…Pinche poncho son sus hemipenes… Los dos no sabían que hacer, habían separado un par de boas constrictor en plena copulación, un evento extraordinario en un vivario, no tanto para Darío y Poncho… Métesela!  No la sueltes… Dame chance… No, como crees, ya sácalas y mételas al bote…vamos a lavar esta porquería!... Nunca, escuchen bien, nunca lograron esconder la verdad, jamás limpiaron como se dijo, toda esa porquería, al fin y al cabo, quedaría entre cuates.

1 Maestro Enrique Godínez Cano. Fundador del vivario de Iztacala, uno de los reservorios más importantes de anfibios y reptiles en América latina.

1 comentario

guillermo corodova medina -

ahora que lo comentas un dia andaba de metiche cuando carlos y cia andaban en el vivario haciendo labor social yo anduve de metiche y me enseñaron a pesar y la varle a las viboras y me llamo la atencion una vibora pequeña camuflajeada la cual cambia sin miedo y despues me dijeron que era africana y no habia antidoto y otra ocasion en esos cambios de un estante aotro para lavarles y darles de comer se les escaparron unas sin cuates y cascabel y yo de metiche y hasta el sr enrique me saco y regaño a los muchachos por exponerme te queria preguntar si hay alguna forma de sacar las materias que me faltan o ya no puedo hacer nada me quede hasta 5 semestre pero podia haber cursado 6o semestre por la seriacion si sabes algo me avisas por este medio y de tus viveros que estas armando hay jale o que ondiux gracia de guillermo cordova medina desde tecamac