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Continuación y final de primera parte, ó segunda y última

Continuación y final de primera parte, ó segunda y última

   …No manchen, que pinche pestilencia es esta, exclamaría Poncho al arribar con el cargamento de tortillas, pero su horror sería mayor al constatar la suerte de los huevos...…¡Se te queman los huevos Javier, ya se te encostraron! Si, si ya sabemos Poncho lo que pasa es que no hay aceite…

   Pero el daño estaba hecho, como una serpiente arborícola, la pestilencia subió y subió hasta los aposentos de la Profesora Martha, de quien nadie sospechaba una posible aparición. Mientras tanto, el contingente cantaba: "Sacarraca las tortillas, vamos dándole que es gerundio”. El kilo y medio de tortillas humillaba por completo al achicharrado omelet, por lo que aquellos más hambrientos solicitaron autorización para manufacturar sus tacos con dos y hasta tres tortillas.  

   La siguiente escena asemejaría termitas devorando cadáveres, de ahí que Carlos Rojas denominara al selecto grupo como los Macrófagos, elite de depredadores en potencia aniquilando el omelet, salvo las damas que siempre mostraron sus buenas costumbres, por ejemplo el caso de Rocío, Janette, Lulú, Lucía y la misma Irma, quien se alejo unos metros del atrinchilado sartén y observándonos como cuando se alimentan cocodrilos, evitando con ello ser mordida por algún rapaz compañero. Satisfecho momentáneamente el apetito de los comecuandohay”, y al verlos tranquilizados, Irma se aproximó al sartén con tortilla en mano observando al interior del mismo; al tiempo que desprendía los últimos vestigios de huevo con frijoles.

   Convencida de la manufactura de su anémico taco, se disponía a morderlo cuando un murmullo a lo lejos interrumpió su deseo, todos los que ahí se encontraban lo escucharon, callados todos, hundieron brevemente el cuello, se observaron uno a uno sin comentar nada, la mirada lo decía todo: “en la madre, ya nos cayó el chahuistle”. Tan solo fueron fracciones de segundo cuando el murmullo dejó de ser murmullo y pasó a viva voz de reclamo, y la voz al característico sonido y timbre de altavoz de tamalero: “pero si ya les he dicho que los laboratorios no son cocinas económicas”… terminando de decirlo, prácticamente la profesora Martha se detuvo a 20 centímetros de la nariz de Irma, obviamente con su taco en mano, solamente atinó a decirle:

  ¿no quiere un taquito?...

  …Haaaay pero si ustedes ya no entienden… y se alejo meneando la cabeza del mismo modo como llegó, con las mismas variaciones de tonos y murmullos hasta que desaparecieron por completo. Luego entonces, Javier Piña repetiría satisfecho brrrooooooup”, bien compañeros, aquí no ha pasado nada, termina por favor Irma, se te enfría tu taco…

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